Poesía EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO

QUINTO MISTERIO GOZOSO



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Por
Doce años cumple el Niño de Belén,
ya es "hijo del precepto", 
y sumiso va a observar 
el antiguo compromiso
de ir al templo, sito en Jerusalén.

Sois su familia el único sostén
de su novicia edad, y así es preciso
que estéis pendientes de Él, 
pues un aviso
tenéis de la misión del Sumo Bien.

Salís de Nazaret en caravana
para conmemorar el sacrificio,
el rito de la Pascua de Yahvé.

El recuerdo de la feliz mañana
que eximió al pueblo hebreo del suplicio
al señalar sus puertas con la fe.

Pasados cinco días del festejo
volvéis a Nazaret, vuestro destino.
Después de una jornada de camino
no halláis al Niño-Dios en el cortejo.

Tu esposo, el fiel José, gime perplejo.
Tú, apenada, presientes el espino
revelado en la Biblia, brutal sino
del que hace un hombre nuevo al hombre viejo.

Son tres días de búsqueda infructuosa,
interrogando a amigos y parientes,
presos de incertidumbre y de dolor.

Tú, María, angustiada, temblorosa,
alzas al Padre súplicas fervientes
por la vida del joven Salvador.

Te sorprendes al verle en compañía
de unos sabios doctores asombrados
escuchando a un chiquillo, embelesados
ante su excepcional sabiduría.

Le dices a Jesús que te dolía
no haber sido su padre y tú informados,
tres días le buscasteis, desolados,
pensando si algún mal le sucedía.

Él responde extrañado, ¿os inquietabais
conociendo el mandato, el ocuparme
en cosas de mi Padre, en la misión?.

No entendisteis, mas ambos lo esperabais.
Vuelves con tu hijo a casa y ni un adarme
olvidaba tu absorto corazón.



Emma-Margarita R. A.-Valdés
Del libro: "Antes que la luz de la alborada, tú, María"