ROSARIO POR LA VIDA MEDITADO CON IGINO GIORDANI. COMO REZARLO.



Guirnalda de devociones, amor y cesiones: violencia dulce de humilde y entrañable insistencia con serena confianza; collar de perlas enhebradas en un rayo de poesía... saludo de ángeles e invocación humana... vínculo entre lo finito y lo infinito.

Así es el rosario a María.
El Rosario abre fuentes de bondad, que desde cada familia se derraman sobre el pueblo: purifica la casa y desde la casa la calle, la oficina, los campos, las fábricas.
La casa, aunque sea una cabaña, una gruta o un desván, mientras se reza el Rosario se convierte en casa de Nazaret, con María en el centro, y juntamente Jesús, José y los santos en comunión.

El Rosario es el drama de la Redención visto desde las pupilas de María. Virgen y Madre: las alegrías de Nazaret, las luces de Belén, los quehaceres de José, y luego la tragedia de la Cruz y al final las glorias celestiales hechas patrimonio de familia, cosas nuestras.
Nuestra historia, nuestra vida.

PARA REZAR EL ROSARIO:
Por la señal + de la Santa Cruz
de nuestros + enemigos
líbranos, Señor + Dios nuestro
En el nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amen.
V./ Señor, ábreme los labios
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.
V./ Dios mío, ven en mi auxilio
R/ Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

(Después del enunciado de cada misterio se reza un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria)

PADRENUESTRO:
Padre nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos de mal. Amén.

AVEMARÍA:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruego por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

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